10 cosas que cambian cuando se vive en el extranjero
«Puede que la vida fuese difícil durante un tiempo, pero aguantaría el tipo, porque vivir en un país extranjero es una de esas cosas que todo el mundo debería probar al menos una vez. Yo pensaba que eso te completaba, puliendo los ásperos bordes provincianos y convirtiéndote en un ciudadano del mundo”. David Sedaris
Trasladarse al extranjero y empezar de nuevo en un país diferente es una de las experiencias más aterradoras y, a la vez, estimulantes que hay. La vida, tal como la conoces, cambiará, y no nos referimos solo a cambiar de dirección y de detergente para la ropa.
1. EL HOGAR ESTÁ DONDE ESTÁ EL CORAZÓN
Cuando te trasladas al extranjero, te unes a un club especial: tendrás dos direcciones, hablarás dos idiomas y llevarás dos tipos de moneda en la cartera. Tampoco hay que llegar al punto de decir que tendrás dos personalidades, pero siempre formarás parte de dos mundos, tu nuevo hogar y el antiguo. Puede que los dos mundos se vayan desdibujando más y más con el tiempo, pero probablemente se seguirá enviando parte de tu correo a casa de tus padres o tendrás un montón de cajas almacenadas en el sótano de un amigo.
2. LOS PAQUETES CON PROVISIONES SON MUY IMPORTANTES
A pesar de que hoy en día se puede comprar por internet casi cualquier cosa, recibir un paquete de provisiones (comida rica de casa) es mejor que llevar el pelo perfecto en tu cumpleaños. Por supuesto, todo lo que haya en dicho paquete sabrá un millón de veces mejor que otra comida que no haya viajado por todo el mundo. Llegados a ese punto, también tendrás que elegir una estrategia para los paquetes de provisiones: o lo devoras todo de una sola vez sin dejar ni rastro, o dominas el arte del racionamiento y haces trucos de magia con las fechas de caducidad para que te dure tanto tiempo sea posible.
3. LAS DESPEDIDAS SE HACEN MÁS FÁCILES (EN CIERTO MODO)
Aunque a casi nadie se le da bien decir adiós, las despedidas se hacen algo más fáciles con el tiempo. Puede que sea porque sabes que puedes irte a casa y acurrucarte en un sofá que tiene un olor familiar, esté donde esté. Tal vez también hayas encontrado una forma de desconectar todos tus órganos emocionales, y sabes que después de un adiós hay siempre un hola.
4. LA AMISTAD SE INTENSIFICA
Trasladarte lejos y poner una gran cantidad de agua o de tierra entre tus seres queridos y tú es duro. Verás muy pronto que hay gente que hará todo lo posible para seguir en contacto o que usará sus días de vacaciones para hacerte una visita. Habrá personas que se distancien, otras se acercarán. Es prácticamente una versión sentimental de cuando revisas tu vestuario y tratas de averiguar qué quedarte y qué debes tirar porque ya no te vale.
5. LAS DIFICULTADES PARECEN DIFERENTES
Por supuesto, vivir al lado del mar es increíble. Pero seguirás teniendo que pagar facturas, desatascar inodoros y recuperarte de molestos resfriados. Que vivas en otro país –que puede o no parecerse al paraíso– no significa que desaparezcan tus problemas y que todo vaya a ser un camino de rosas. La fase de luna de miel se acabará y dará igual dónde estés. Aunque tus amigos te tengan envidia por vivir en el extranjero, puede que no se den cuenta de que las cosas no son mejores en el otro lado.
6. LA CULPABILIDAD PERDURA
¿Recuerdas la cara de tu madre cuando se enteró de que no podías ir a cenar el domingo por la noche, pero le prometiste ir la semana siguiente? Imagina ahora su cara cuando le intentes explicar que no vas a ir a casa por Navidad porque no has podido conseguir días libres (o porque era imposible decir no a ese viaje con amigos). Ah, y que, probablemente, no tendrás tiempo para ir de visita hasta el verano siguiente. Habrá reproches y tendrás que centrarte en la calidad en vez de la cantidad.
7. LA FUNCIÓN CONTINUARÁ (Y TE ACOSTUMBRARÁS A ELLO)
Tendrás que ser firme: pasarán cosas emocionantes sin que tú estés presente, se casarán amigos, nacerán niños y se harán fiestas míticas. Seguramente te pierdas mucho de eso y solo disfrutarás determinados momentos en las redes sociales. Es realmente difícil de aceptar, pero –y puede que esto sea o no sea un aspecto positivo– será también difícil para tus amigos, que se perderán todas las cosas fantásticas que vivirás.
8. VERÁS TU HOGAR DE UNA FORMA TOTALMENTE DIFERENTE
Es posible que te hayas trasladado al extranjero por culpa del clima o de las calles abarrotadas o aburridas. Sin embargo, si le explicas a la gente de otro país dónde vives, por lo general se sentirán interesados o fascinados por tus fotos o descripciones. Esta percepción externa puede que haga que tengas más aprecio a esas calles y a ese mal tiempo del que normalmente te quejas. La ausencia aviva el cariño y puede que el patriotismo, especialmente cuando estás animando a tu país, aunque ni siquiera te guste el (insertar aquí un deporte).
9. HAZ COMO LOS LOCALES
Poco a poco, te convertirás en un local. Se empieza aprendiendo el idioma local, pero consiste en mucho más que en entender conversaciones. Al final, sabrás cuándo ir al mercado para conseguir las mejores ofertas, encontrarás una cafetería en la que sabrán lo que tomas antes de que lo pidas y tendrás discusiones apasionadas en el autobús sobre las elecciones locales. A pesar de que es posible que nunca llegues a ser tan de allí como alguien que haya crecido en ese lugar, te integrarás y te darás cuenta de que «haces lo que hacen los locales», formar parte de una cultura diferente es algo fantástico.
10. ¿HOGAR? ¡HOGAR!
Resulta difícil responder a la pregunta de dónde está tu hogar, ya que suele implicar una larga explicación (véase el punto 1). A veces, está de verdad dónde está el corazón (o tal vez ese novio del que estás locamente enamorada). A veces, está en el lugar en el que pasaste tu niñez o donde vivías cuando sucedió en tu vida un acontecimiento importante. Para mí, el hogar es el lugar en el que está mi portátil y en el que el wifi se conecta de forma automática.